LA NOVELA DESDE SUS ENTRAÑAS: CÓMO DIBUJAR UNA NOVELA, DE MARTÍN SOLARES


¿Qué es una novela? Según la Real Academia Española, en su primera acepción, este término se define como: “Obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de costumbres.”
Martín Solares (Tampico, 1970) en su breve y ameno ensayo Cómo dibujar una novela (Ediciones Era, 2014), comparte sus ideas personalísimas sobre la novela, apoyándose, a su vez, en creadores y teóricos a quienes suscribe o refuta, según el caso.
Asimismo, el autor incluye una serie de ilustraciones creadas ex profeso por él, para explicar con mayor claridad la estructura que poseen ciertas novelas paradigmáticas.
Solares, si bien sólo ha publicado una novela, Los minutos negros (Mondadori, 2006) –traducida a seis idiomas: inglés, francés, alemán, italiano, polaco y ruso-, cuenta con vasto conocimiento sobre el tema, pues ha dirigido talleres narrativos y fungido como editor en prestigiados sellos como Tusquets, Almadía y Océano.
Antes de entrar en materia, debo confesar algo: Empecé a escribir profesionalmente hace más de diez años, y siempre me sentí incapaz de hacer una novela. Cuando me preguntaban si pensaba escribir una, alegaba que Borges jamás lo había hecho y que eso no era obstáculo para que se le considerara un gran escritor.
Pero el pasado mes de septiembre, en sólo trece días, tuve el impulso necesario para redactar una novela, cuya historia rondó durante meses enteros por mi cabeza. Hasta que la terminé, leí el ensayo de Solares, para confirmar o contrastar mis intuiciones sobre el género.
Suscribo esta comparación entre cuento y novela: “El cuento es prosa vertical, que tiende a redondearse; la novela es prosa horizontal, que se eleva cada vez que nos preguntamos: ¿y ahora qué va a pasar?
El cuento, como los sueños, despega, nos sorprende y termina. En cambio, la novela es un viaje que, como los sueños que tenemos despiertos, no se olvida jamás” (p. 13).
Respecto a la creación de personajes memorables, se afirma: “nos fascinan porque se atreven a ir a donde muchos de nosotros no iremos jamás”; constituyen “egos experimentales que cruzarán la frontera por nosotros” (pp.16-17).
Los novelistas se las ingenian para involucrar al lector en la obra, y no sólo desde la frase inicial, sino también desde el título del libro, el epígrafe, la dedicatoria, la advertencia o el prólogo. Así, logran que “el lector sienta que ha entrado en otro tiempo y en otro lugar, que comenzó un viaje que va a cambiarle la vida” (p. 30).
Solares menciona novelas que parten de una imagen –como en El mundo alucinante, de Reinaldo Arenas-, de un resumen (incurriendo en prolepsis) –como en Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez-, o utilizan ‘arranques inescrutables’ -como en La última escala del Tramp-Steamer, de Álvaro Mutis-.
En todo caso, “el arranque debe estar íntimamente ligado al último párrafo” (p. 45).
Para Solares, “la novela exige algunas paradojas: que nos olvidemos del tiempo y que trabajemos con él, que traduzcamos varios años de trabajo en un solo instante escrito, y que pensemos en el tiempo como si fuera un elemento tangible” (p. 49).
El autor sostiene que es posible plasmar gráficamente la estructura de una novela, basándonos en los momentos álgidos, digresiones, relatos enmarcados o giros inesperados que ésta posea.
Me quedo con tres ideas del autor, para mis fines personales: “toda novela nos habla de cuánto luchamos con una obsesión o un enigma”; “toda novela incluye un enigma que alguien intentó descifrar: el enigma de su vida, imaginaria o real” (p. 127); “En momentos difíciles, en los que uno busca superar las preocupaciones de la vida, la novela nos ofrece un relato que parece escrito para comentar el momento presente” (p. 11).

Elena Méndez
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http://www.siempre.com.mx/2014/11/la-novela-desde-sus-entranas/

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