DESMITIFICAR NUESTRA HISTORIA: 101 PREGUNTAS SOBRE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO Y 101 PREGUNTAS SOBRE LA REVOLUCIÓN MEXICANA



En vísperas del Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana, se ha publicado un sinnúmero de libros relativos a dichos acontecimientos históricos.
Los géneros más socorridos para abordarlos han sido la biografía, la novela o el ensayo.
Este último género es el utilizado en 101 preguntas sobre la Independencia de México y 101 preguntas sobre la Revolución Mexicana (ambos de Grijalbo, 2009), de Cecilia Pacheco y Pedro Salmerón, respectivamente; autores que, mediante una serie de preguntas y respuestas, brindan una lectura ágil y didáctica sobre sendos episodios de la vida nacional.
Pacheco y Salmerón aciertan en su afán desmitificador de los citados pasajes, tan permeados de maniqueísmo y, por ende, de distorsiones.
Así, Pacheco sostiene que los criollos eran menospreciados por los peninsulares; situación que los primeros ansiaban revertir, sobajando al resto de las castas, alardeando de su pretendida hidalguía.
Por otro lado, señala la intriga sufrida por el virrey Revillagigedo, pese a haber contribuido enormemente al desarrollo urbano de la capital; y la tiranía de otro virrey, Gálvez, quien, empero, dio un fuerte impulso a las artes, hecho que contribuyó a la apertura mental de la sociedad, al mermar el monopolio de la Iglesia sobre la educación.
Otro dato interesante es cuando se aclara que el barón de Humboldt no fue quien llamó a México “la Ciudad de los Palacios”, sino Charles Latrobe, extasiado ante su magnificencia.
La autora resta solemnidad a los caudillos independentistas, en particular Hidalgo y Allende, figuras que poseían un gran carisma y llevaban una vida poco ortodoxa.
Salmerón, por su parte, nos revela que, contrario a la idea predominante, Porfirio Díaz gozaba de popularidad aun en el año en que estalló el movimiento revolucionario. Asimismo, otro dato interesante es la capacidad de negociación del dictador oaxaqueño, cuyo error principal fue, no obstante, dar prioridad al crecimiento económico, menoscabando las libertades públicas; así como la marcada desigualdad de las riquezas.
Venustiano Carranza, con todo y haber sido artífice de la Constitución que todavía nos rige, incurrió en prácticas tan nocivas como el nepotismo y la anulación de los derechos de asociación y huelga de los obreros.
El autor desmiente que Álvaro Obregón haya perdido su brazo derecho en Celaya. En realidad, esto ocurrió en otro lugar guanajuatense: Santa Ana del Conde.
Otra valiosa aclaración es la de que los célebres Dorados de Francisco Villa no eran todos sus seguidores, sino sólo su escolta, compuesta por 100 oficiales.
Sorprende saber que este afamado caudillo duranguense, cuyos ideales democráticos iban enfocados principalmente al agrarismo, terminó siendo “un guerrillero terrible y sanguinario” (p. 277) tras su exilio.
Aun con sus profundas contradicciones, es de primordial importancia conocer los antecedentes que han hecho de México ser lo que es, para así poder valorarlo y defenderlo y que los logros alcanzados por la Independencia y la Revolución sean dignamente recordados, no sólo como parte de un discurso institucional.
Elena Méndez
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Cecilia Pacheco,
101 preguntas sobre
la Independencia de
México
,
Grijalbo,
México, 2009,
351 pp.

Pedro Salmerón,
101 preguntas sobre
la Revolución Mexicana
,
Grijalbo,
México, 2009,
294 pp.

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