CENTAURO ENTRAÑABLE: VILLA DE MI CORAZÓN, DE GUADALUPE Y ROSA HELIA VILLA

Francisco Villa sigue siendo el caudillo revolucionario más polémico que ha tenido nuestro país. Denostado y alabado, temido y respetado, su figura continúa vigente en el imaginario colectivo de las maneras más diversas.

Guadalupe y Rosa Helia Villa, nietas del Centauro del Norte y respetadas investigadoras, han publicado el libro Villa de mi corazón (Editorial Taurus/Gobierno del Estado de San Luis Potosí, 2010), un jocoso ensayo, no exento de subjetividad –por obvias razones-, donde se hace hincapié en el aura romántica que ha rodeado la imagen del duranguense desde que se levantó en armas hasta nuestros días.

Válido también como un libro de arte, al apoyarse en textos breves y abundantes ilustraciones a color, la obra presenta a Villa como un ícono de la rebeldía. Incluso resulta refrescante desde la portada, donde aparece el guerrero en un estilo típicamente warholiano.

Las autoras aciertan al delimitar determinadas perspectivas sobre el tema, dada la vastedad de información que han acumulado a lo largo del tiempo. Así, en siete capítulos se analizan los orígenes del revolucionario, las disímiles representaciones suyas en el cine y la literatura, la forma en que varios movimientos sociales se han basado en sus ideales para defender la causa que sostienen, su utilización en graffitis urbanos –sobre todo acompañado de Zapata-, el cómo se ha convertido casi casi en una “marca registrada” que, no obstante, es del dominio público, e, incluso –y esto es lo más sorprendente- en un santón laico, equiparable al legendario sinaloense Jesús Malverde y, al igual que éste, al justiciero Robin Hood.

Resulta curioso enterarse, por ejemplo, de cuán hábil era el General para hacerse propaganda. La curiosidad que suscitaba entre propios y extraños llegó al grado de ¡ser contratado por compañías norteamericanas para permitir que se filmaran sus batallas!, circunstancia que éste aprovechó al máximo y de un modo bastante profesional: “El semanario Reel Life del 25 de abril de 1914 reportó que Villa se daba tiempo para filmar las escenas que le pedía el director”. (p. 35).

Posteriormente, se informa que: “(…) el presidente Álvaro Obregón le negó el permiso para que volviera a las pantallas” (p.51), por no convenirle que se le glorificara.

Tras su muerte, el feroz líder de la División del Norte fue proscrito. Sin embargo, se le rehabilitó políticamente en los sesenta, al inscribirse su nombre con letras de oro en la Cámara de Diputados.

Respecto al enorme acervo bibliográfico en torno suyo, ya sea mediante productos masivos como historietas u obras escritas con rigor histórico, ha declarado contundentemente José Emilio Pacheco: “Villa perdió la guerra, pero ganó la literatura”. (p. 75).

El Centauro ha sido homenajeado a través de monumentos, vialidades y conjuntos urbanos e instituciones –en particular, educativas- que llevan su nombre. Asimismo, en pinturas callejeras realizadas por encargo o por mero gusto de los graffiteros.

Por otro lado, el norteño mostachón vende, y vende bien, al incluirse su imagen y su seudónimo –recordemos que su nombre real era Doroteo Arango- en las más variopintas mercancías o servicios, inclusive en el país que puso precio a su cabeza: Estados Unidos.

“Enérgico, agresivo, perseverante, oportunista, carismático, ejemplar, misionero, eficaz y duro” (p.167), Pancho Villa supo promoverse inteligentemente, tanto así que por ello se le considera un exitoso publirrelacionista.

En cuanto a la devoción que ha originado un culto villista, se explica: “Según un sociólogo, cuando el medio ambiente es hostil, violento, con carencias de todo tipo, la gente busca asideros en los cuales depositar su fe. Villa es considerado como patrono de casos difíciles, a él se le pide trabajo, dinero y amor” (p. 218).

Villa vive en el corazón, la piel, el alma mexicana…

Elena Méndez

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Guadalupe y Rosa Helia Villa,

Villa de mi corazón,

Editorial Taurus/Gobierno del

Estado de San Luis Potosí,

México, 2010, 240 pp.

http://www.siempre.com.mx/2011/07/centrauro-entranable/

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