Homosexualidad femenina. Un tema tan antiguo como debatido, desde que Safo escribiera loas a sus amadas, hasta nuestros días, en que el papa Benedicto XVI condena furibundo toda práctica considerada contra natura, llamándolas pecado.
Susana Guzner (La Plata, 1944) en su novela La insensata geometría del amor aborda el lesbianismo, centrándose en una pareja: María y Eva.
Las jóvenes se conocen en el aeropuerto de Roma, donde permanecen varadas tras una amenaza terrorista en Fiumicino que detiene los vuelos.
María contempla a Eva en una cafetería. Seducida ante su porte, dice para sí: Madonna, quanto e’ bella… y elucubra acerca de la chica, temerosa de no volver a verla.
Sin embargo, las circunstancias propician un acercamiento entre ambas. Así, María -quien guarda un prolongado luto tras la muerte de su compañera, Lisa, quien ha perecido víctima del cáncer- vuelve a ilusionarse gracias a Eva, cuyo temperamento impredecible la desconcierta y fascina.
Sus andanzas por Roma para convivir y matar el tedio les hacen perder el viaje, una vez descartada la amenaza.
La pasión se desata entre ellas, haciéndolas posponer sus obligaciones (María es traductora; Eva trabaja en una galería de arte) para emprender un periplo romántico por Italia antes de regresar juntas a Madrid, de donde ambas son originarias.
La misteriosa actitud de Eva, quien parece gozar jactándose ante María de su pasado sexual e interrogándola acerca del suyo, además de desaparecerse sin avisarle para volver de improviso, mermará el carácter apacible de esta última, por la lucha de poder que entonces se origina.
Lucha de poder que María discutirá con sus amistades, su familia elegida -donde no sólo hay gays sino también una amiga hetero- quienes se sienten intrigados ante el dominio que la ambidextra (como la denomina Esteban, acaso uno de los personajes más encantadores de la novela), ejerce sobre ella.
La separación de María y Eva es inminente tras meses de agridulce convivencia, en que las nimiedades se van acumulando para transformarse en una situación intolerable, lo cual deja postrada a la primera: desempleada, deprimida y con padecimientos psicosomáticos.
Los sentimientos ambivalentes de la protagonista bien pudieran resumirse en lo que sor Juana llama el amoroso tormento, ése que empieza como deseo y acaba en melancolía.
Aun así, se aferra a una esperanza, que se cumplirá de modo insospechado…
Guzner hace una crítica de la imitación que suelen hacer las parejas homosexuales de los roles propios del machismo (activo/pasivo); de lo terrible que resulta no asumir la propia orientación, no sólo por miedo a sí mismos, sino por temor al rechazo, a veces infundado, generalmente real. De la homofobia que no sólo se conforma con el insulto, la mofa, el escarnio, sino que llega, incluso, a la aniquilación de los raros (as), caso de Diana, expareja de Silvia –amiga de María-, quien muere tras humillantes tratamientos médicos.
Es admirable la capacidad de la autora para exponer la complejidad del amor sáfico sin caer en lo panfletario. No en vano esta novela ha sido traducida al neerlandés, francés, polaco, portugués y alemán; y considerada la mejor novela contemporánea de temática lésbica en lengua castellana, según una encuesta aplicada a lectores hispanohablantes, realizada en Internet.
Susana Guzner (La Plata, 1944) en su novela La insensata geometría del amor aborda el lesbianismo, centrándose en una pareja: María y Eva.
Las jóvenes se conocen en el aeropuerto de Roma, donde permanecen varadas tras una amenaza terrorista en Fiumicino que detiene los vuelos.
María contempla a Eva en una cafetería. Seducida ante su porte, dice para sí: Madonna, quanto e’ bella… y elucubra acerca de la chica, temerosa de no volver a verla.
Sin embargo, las circunstancias propician un acercamiento entre ambas. Así, María -quien guarda un prolongado luto tras la muerte de su compañera, Lisa, quien ha perecido víctima del cáncer- vuelve a ilusionarse gracias a Eva, cuyo temperamento impredecible la desconcierta y fascina.
Sus andanzas por Roma para convivir y matar el tedio les hacen perder el viaje, una vez descartada la amenaza.
La pasión se desata entre ellas, haciéndolas posponer sus obligaciones (María es traductora; Eva trabaja en una galería de arte) para emprender un periplo romántico por Italia antes de regresar juntas a Madrid, de donde ambas son originarias.
La misteriosa actitud de Eva, quien parece gozar jactándose ante María de su pasado sexual e interrogándola acerca del suyo, además de desaparecerse sin avisarle para volver de improviso, mermará el carácter apacible de esta última, por la lucha de poder que entonces se origina.
Lucha de poder que María discutirá con sus amistades, su familia elegida -donde no sólo hay gays sino también una amiga hetero- quienes se sienten intrigados ante el dominio que la ambidextra (como la denomina Esteban, acaso uno de los personajes más encantadores de la novela), ejerce sobre ella.
La separación de María y Eva es inminente tras meses de agridulce convivencia, en que las nimiedades se van acumulando para transformarse en una situación intolerable, lo cual deja postrada a la primera: desempleada, deprimida y con padecimientos psicosomáticos.
Los sentimientos ambivalentes de la protagonista bien pudieran resumirse en lo que sor Juana llama el amoroso tormento, ése que empieza como deseo y acaba en melancolía.
Aun así, se aferra a una esperanza, que se cumplirá de modo insospechado…
Guzner hace una crítica de la imitación que suelen hacer las parejas homosexuales de los roles propios del machismo (activo/pasivo); de lo terrible que resulta no asumir la propia orientación, no sólo por miedo a sí mismos, sino por temor al rechazo, a veces infundado, generalmente real. De la homofobia que no sólo se conforma con el insulto, la mofa, el escarnio, sino que llega, incluso, a la aniquilación de los raros (as), caso de Diana, expareja de Silvia –amiga de María-, quien muere tras humillantes tratamientos médicos.
Es admirable la capacidad de la autora para exponer la complejidad del amor sáfico sin caer en lo panfletario. No en vano esta novela ha sido traducida al neerlandés, francés, polaco, portugués y alemán; y considerada la mejor novela contemporánea de temática lésbica en lengua castellana, según una encuesta aplicada a lectores hispanohablantes, realizada en Internet.
Elena Méndez
______
Susana Guzner,
La insensata geometría del amor,
Punto de Lectura,
México, 2009,
444 pp.
Comentários