CONTEMPORÁNEA/OWENIANA


Vine a la Cátedra Gilberto Owen porque me dijeron que la impartiría una vaca sagrada, un tal Vicente Quirarte. Adriana Velderráin me lo dijo. Ella trabaja en El Colegio de Sinaloa. Y yo le prometí que iría a inscribirme en cuanto fuera lunes. "Será completamente gratis, pero con el compromiso de no faltar a ninguna clase y cumplir todos los requerimientos", me recomendó. Y me inscribí. Admito: no había leído libro alguno del citado catedrático, y muy poco de Owen y de los Contemporáneos*, sobre quienes versaría dicha actividad. A quien más había leído era a Villaurrutia. Ya en la Cátedra, me encontré a un hombre apasionado de su oficio. Quirarte, Vicente Quirarte -uno de los alias de Elvis Alezcano en Efecto Tequila, en la ficción; en realidad, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua**-.
Los Contemporáneos, afirma, se hablaban de usted, eran insolentemente jóvenes e inteligentes, tremendamente pedantes y valientes, temibles y rechazados. Archipiélago de soledades, grupo sin grupo, en palabras de Villaurrutia y su voz que madura. Paralelo mexicano de la Generación del 27, que había redescubierto a Góngora. Narcisistas desde los genes, que aprovechaban cualquier circunstancia para demostrar lo ingeniosos y brillantes que eran. Hijos pródigos de sí mismos, poetas sólo para numerables lectores, sostendría Owen, siguiendo a uno de sus primeros modelos, Juan Ramón Jiménez: La poesía debe ser para la inmensa minoría. Reconciliados con su verdad de amor gracias a André Gide. Proclives a lo experimental en un inicio, luego fervientes clasicistas. Afectos a la lotería cuyas cartas-temas eran los siguientes, según establece Quirarte: El Niño-Ángel, La Poesía, El Ensayo, El Amor, La Muerte, La Patria, La Canción, La Novela, La Amistad, La Ciudad.


En la segunda parte nos enfocamos ya a la figura de Owen, quien se asumía como la conciencia teológica de los Contemporáneos. En cómo urdió un mito sobre sí mismo, tan verosímil que aún es tomado como dogma, incluso, por los estudiosos de su obra. En su pasión no consumada por Clementina Otero y el epistolario amoroso que le escribiera a ésta. Quirarte sostiene que, en el fondo, Owen no quería que le correspondiera. En palabras de éste: Algunas veces me he puesto a pensar angustiado, en lo espantoso, en lo monstruoso que sería un noviazgo entre nosotros. Ante lo que Quirarte exclamaría: Tan feliz que hubiera sido con Villaurrutia...
Posteriormente su estrecha relación con su sobrina Blanca Margarita daría origen a Libro de Ruth. Mediante su yo lírico, Booz, le suplicaría: Huye de mí, que soy elvientoeldiablo que te arrastra".
Citando a Sábato, Owen emprendería un viaje de ida y vuelta a la locura. Uno de los mejores poemas del rosarense, considera el académico, es Sindbad el varado, donde encuentra un trasfondo amoroso permeado de desencanto: Acaso te he perdido con saberte.
En dicho texto, la figura del padre es un leitmotiv del desamparo: (...) ese párvulo que esta noche se siente solo e íntimo/ y que suele llorar ante el retrato/ de un gambusino rubio que se quemó en rosales de sangre al/ mediodía.
Catulo diría: Toda juventud es sufrimiento. Hasta que éste es curado por el tiempo, la sabiduría y la muerte. Owen hace de su poesía un canto al dolor que no resulta lastimero, sino grato: Ya no va a dolerme el mar, /porque conocí la fuente.
Quirarte: Gracias por esta cátedra, por usar el corazón en los ojos, como Owen...
*Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Gilberto Owen, Salvador Novo y Elías Nandino.
**Ostenta el lugar que perteneciera a Carlos Pellicer.


Comentários

Anônimo disse…
México posee una de las mejores voces poéticas del continente. Bien por la cátedra y la crónica.
Elena Méndez disse…
Gracias, Omar.
La frase "Toda juventud es sufrimiento" no es de Catulo, sino de Rubén Bonifaz Nuño --otro gran poeta que apasiona a Quirarte--; Bonifaz dice la frase en su introducción a los "Cármenes" de Catulo (UNAM, 1969).Leéla; cambiará tu vida.
Elena Méndez disse…
Quirarte la citó como de Catulo.
Gracias.

E.