MARATÓN DE TALLERES LITERARIOS

Recién he culminado mi maratón de talleres literarios, mismo que inicié en octubre. Dichos talleres fueron convocados por el Departamento de Investigación y Fomento de la Cultura Regional (DIFOCUR) en coordinación con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Los géneros abordados fueron: Ensayo, Cuento, Novela y Poesía, impartidos, respectivamente, por Andrés de Luna, Anamari Gomís, Federico Campbell y Antonio Deltoro. Cada uno de ellos nos aportó su sabiduría, su pasión por las letras.
Andrés nos hizo un recuento histórico de renombrados ensayistas, por citar algunos: Montaigne, Bacon, Reyes, Paz, Guzmán... asimismo, nos encargó algunos ejercicios donde expusiéramos ideas que podrían ser germen de futuros ensayos, como escribir sobre alguna parte del cuerpo u objeto que nos fascinara, sobre algo que odiáramos, etc.
Andrés y yo coincidimos en el número 12 de Replicante (única publicación que se ha dignado a pagar por mi trabajo, a la fecha...)
Anamari, por su parte, nos compartió cuentos de Borges, Onetti, Cortázar, Rulfo (de quien fuese discípula), Faulkner, Parra... también leímos y corregimos cuentos propios.
Anamari nos contó la siguiente anécdota sobre su maestro, Rulfo: cuando ella fue becaria en el Centro Mexicano de Escritores (ya extinto) ella leyó el borrador de su novela (aún inédita), y Elizondo, otro de los asesores, señaló en dicha obra la influencia de los Onderos, ante la furia inusitada de Rulfo, quien tachó el texto de 'basura', debido a que los citados Onderos habían propagado el rumor de que Chumacero le había corregido Pedro Páramo, lo cual tomaba como una afrenta. Intentó romper el texto. No pudo. Anamari trató de disculparse, alegando ignorar cuáles eran sus influencias, y declarando que deseaba que fueran las de Joyce y el propio Rulfo. Al terminar la asesoría, Rulfo se le arrodilló en plena calle, llorando, suplicando su perdón. Ella, por supuesto, lo perdonó...
Campbell nos aportó sus ideas sobre la novela, citando, en particular, a autores como el ya mencionado Rulfo, Sciascia, Fadanelli, García Márquez, Rey Rosa... se declaró partidario de la disciplina, misma que declara costarle mucho trabajo seguir, por su tendencia a la depresión y por ser bastante disperso. Hizo énfasis en su necesidad de escribir a solas y en que no cree que exista el plagio.
Deltoro, por último, nos ilustró con poemas de Machado, Borges, Girondo, Diego, Rojas... nos enseñó el valor que tiene la disposición del texto lírico en la página y el valor de la relectura, sobre todo en voz alta, para detectar la musicalidad, emoción, etc.
Tuvo la gentileza de repartirnos libritos suyos. Me tocó En las aguas del jueves para siempre, que recopila poemas incluidos en otras obras. En la dedicatoria de ¿Hacia dónde es aquí? me nombra 'mi Virgilio y compañera', por la camaradería suscitada entre nosotros.
Una hermosa experiencia multiplicada por cuatro...

Comentários

Anônimo disse…
Gracias por contarnos. Linda e ilustrativa crónica. Oye, sobre todo qué envidia reunirse con un grupo de gente interesada, dirigidos por alguien con experiencia, a hablar de autores, de libros, de literatura.

Abrazo, Ele.
Elena Méndez disse…
Gracias a ti por leer la presente crónica...

Besos...

Ele