UN RUGIDO DE LIBERTAD: CELIA DEL PALACIO

Leona Vicario (1789-1842) era una jovencita criolla de abolengo, que se unió a la causa independentista, indignada por la sumisión hacia la Corona Española.

Ahí se enamoraría de Andrés Quintana Roo, uno de los artífices de la Declaración de Independencia.

Su carácter ingobernable la hizo escapar de la propia Inquisición, que la consideraba cómplice de los rebeldes. Pasó miserias y vejaciones con tal de ver a su Nación libre; sueño que vio realizado.

La historiadora Celia del Palacio (Ciudad de México, 1960), en su novela Leona (Suma de Letras, 2010) aborda un periodo de 34 años en la vida de quien sería nombrada “Infanta de la Nación Americana” y “Benemérita dulcísima madre de la Patria” en honor a los valiosos servicios que prestara a México.

Sobre esta novela platicamos en la siguiente entrevista.

-¿Cómo surge en usted la fascinación por la figura de Leona Vicario?

A través de conocer su historia. Yo francamente no conocía mucho de ella; me pareció que era fundamental rescatar sus hechos y su vida para que las generaciones nuevas pudieran conocerla.

-¿Cuánto tiempo le llevó realizar esta investigación, así como redactar su novela?

Un año, porque ya tenía investigaciones sobre la Independencia y la Primera República, aunque sí tuve que investigar muchísimo sobre Leona y la vida cotidiana, sobre todo.

-Tengo entendido que usted realizó el mismo recorrido que Leona hiciera durante la lucha independentista…

Sí, fui a una buena parte de los lugares; no pude llegar a todos… Estuve en Oaxaca, a Chilpancingo, de Toluca hacia el sur fui a Tecupilco y a Temazcaltepec, etcétera.

-¿Tuvo acceso a la correspondencia de Leona Vicario y sus allegados?

Consulté una serie de documentos publicados a principios del siglo XX: la causa que le formó la Inquisición, las cartas de su tío y las cartas que ella misma redactó, los inventarios de su casa…

Las cartas de Andrés Quintana Roo y otras que se incluyen en la novela son reales; lo único que yo hice fue adaptarlas al lenguaje actual.

-¿Qué acontecimiento o anécdota le sorprendió más de este personaje mientras hacía su investigación?

Que Leona fuera una mujer tan fuerte, cómo incluso no pudo ni regresar a su casa, una vez que notificaron que habían encontrado las cartas…

Otro hecho: La carta que ella responde a Lucas Alamán, un personaje tan poderoso, con un gran valor y una gran dignidad. Hace que publiquen esta carta, a pesar de que nadie quería hacerlo en los periódicos allegados al gobierno.

- Al imaginar la personalidad de nuestra heroína, ¿qué fue lo que se le dificultó más?

Ella había leído cómo tendría que ser la Libertad y un país independiente… pero ¿cómo hacer llegar estas ideas a los indios, a los negros, a los más pobres que iba encontrando en su camino? Poner palabras en su boca que tradujeran esas ideas y poderlas compartir con quienes no sabían nada de eso y no podían entender mucho de eso.

-¿Qué encontró de usted misma en Leona Vicario?

Ese enojo en contra de la situación que ella vivía yo lo comparto ahora… por la situación del país, la violencia que prevalece, me gustaría cambiar esas cosas.

-¿A qué atribuye la escasa relevancia que se ha otorgado a las insurgentas –pienso, además, en doña Josefa Ortiz de Domínguez, quien, sin embargo, ha trascendido más que Leona Vicario-..?

Y vaya que de Leona y doña Josefa se saben algunas de las cosas que hicieron… pero hay muchas otras, mártires de la Insurgencia, de quienes no se conocen sus nombres ni nada… Es por la visión tan masculina de la Historia que hemos tenido siempre. Los niños aprenden en los libros de texto ¡que no hay mujeres en la Historia! Creo que es muy importante conocer el legado de estas mujeres. Por otra parte, la imagen de la mujer que se quiso hacer prevalecer a partir de los años 50 del siglo XIX, del “Ángel del Hogar” dio al traste con los hechos de estas mujeres que no respondían a ella.

-¿Qué opina del enfoque memorístico, conductista que se le da a la asignatura de Historia en la Educación Básica de nuestro país?

Es terrible, es matarle a los niños todo el interés y la curiosidad por la Historia. Yo soy una apasionada de la Historia, descubrir nuevos hechos, buscar por qué pasó esto… eso es lo que se va matando a los niños con “apréndete las fechas, apréndete los nombres, los emperadores aztecas…” Y ellos: “No quiero saber de eso, es aburrido, no entiendo nada…” Ha faltado hacer comprensible, amena la Historia, que se le dé un sentido; algo más activo, que los niños pudieran investigar por ellos mismos; presentar a estos personajes históricos como seres humanos, que querían un país mejor, pero también se equivocaban…

-¿Es digno de festejarse el Bicentenario?

Más que “festejarse” debe hacerse una reflexión sobre el Bicentenario; Hay mujeres, indígenas, que han quedado un poco fuera y no conocen hasta dónde les atañe…

Hay que hacer un balance sobre lo que falta por hacer en un mundo global donde ya no son las mismas condiciones de hace 200 años.


FOTO: Elena Méndez

http://anteriores.siempre.mx/articledetail.php?ida=23555

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