SARAMAGO DESCIFRADO: JOSÉ SARAMAGO EN SUS PALABRAS, DE FERNANDO GÓMEZ AGUILERA

José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, 2010) fue un intelectual combativo, tanto desde sus polémicos libros como desde las opiniones que lanzaba respecto a los más diversos asuntos, especialmente relacionados con la política internacional, cuyas atrocidades repudiaba públicamente.

Su reciente fallecimiento causó en sus seguidores un sentimiento de orfandad, un desasosiego aún mayor al que solía provocar mediante sus invectivas ante la putrefacción del sistema y las incongruencias del ser humano.

Fernando Gómez Aguilera, en su libro José Saramago en sus palabras, compila una serie de declaraciones del extinto Premio Nobel de Literatura 1998, englobadas en 34 entradas, divididas en tres apartados: “Quien se llama José Saramago”, “Por el hecho de ser escritor” y “El ciudadano que soy”. En ellos, se abarcan aspectos de su intimidad, su oficio y reflexiones sobre temas como religión, gobierno, prensa, etc., difundidos en numerosas fuentes durante tres décadas.

Así, resulta curioso enterarse de que el apellido del portugués constituía un seudónimo involuntario, al serle impuesto por un funcionario del registro civil de su pueblo. “Saramago”, era el mote familiar, que se añadió a su nombre real, José de Sousa. El apodo de marras es una florecilla silvestre de cuatro pétalos, lo cual resulta harto simbólico en alguien cuya vida giró alrededor de cuatro puntos cardinales: “Azinhaga (…) donde nací; Lisboa, donde viví; Lavre, donde me encontré realmente como escritor y donde empecé a conquistar el Nobel; y Lanzarote, la isla en la que actualmente resido” (p. 51).

Saramago se consagró a la literatura a partir de los 53 años, tras ser acusado de “contrarrevolucionario” en el diario donde trabajaba. Hecho que asumió con ecuanimidad, al ejercer exitosamente su vocación creadora.

Concebía a la novela como un “lugar de pensamiento” (p. 278). En ella, privilegiaba a la alegoría, figura “llega cuando describir la realidad ya no sirve” (p. 330). Algunas obras donde se vale de ésta son Las intermitencias de la muerte, Ensayo sobre la ceguera, Ensayo sobre la lucidez y La balsa de piedra.

Poseedor de un gran interés en la Historia, coincidía con Benedetto Croce, quien sostenía: “Toda la Historia es Historia contemporánea”. Empero, abominaba de la novela histórica, pues: “No se trata de regresar a la novela histórica, sino de introducir la novela en la Historia” (p. 276).

Sobre sus recios personajes femeninos, afirmaba: “la mujer es la parte de la humanidad en la que todavía tengo esperanzas” (p. 295).

Voltaireano irredento, sentía un “horror visceral a la demagogia” (p. 37); consideraba que “la ética debe dominar la razón” (p. 126); pensaba que “Dios es el político que no escatima medios para alcanzar sus fines” (p. 325) y concebía a su obra como una “reflexión sobre el error” (p. 343).

Melancólico perenne, confesó haber atravesado el pasillo más solitario de su vida al anunciársele la obtención del Nobel en el aeropuerto de Frankfurt, instante que desearía haber vivido junto a su compañera, Pilar del Río, por quien hizo parar todos los relojes del hogar a las 16:00 horas, cuando se citaron por primera vez.

Saramago estableció una gran comunión con sus lectores: “Creo que el afecto (…) que me profesan descansa en el hecho de que saben o intuyen que no estoy engañándoles, ni cuando escribo, ni cuando hablo” (p. 365). Más aún, aseveraba: “el lector también escribe el libro cuando el sentido penetra en él, cuando lo interroga” (p. 362).

Escéptico sin tregua, deploraba: “El modelo comunista ha fallado”; “la globalización está añadiendo miseria a la miseria, hambre al hambre, explotación a la explotación” (p. 483); “La prensa es un peligro. Sobre todo cuando no entiende aquello que se le dice” (p. 493).

Saramago queda descifrado en estas páginas, un homenaje sublime a su memoria.

Elena Méndez

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Fernando Gómez Aguilera (Edición y selección),

José Saramago en sus palabras,

Col. Biblioteca Saramago,

Alfaguara,

México, 2010,

552 pp.


Comentários

Elena Méndez disse…
NOTA: ESTA RESEÑA SE PUBLICÓ EN LA REVISTA SIEMPRE!, PERO NO HALLO EL ENLACE POR NINGÚN LADO. PERDONAD.